jueves, 7 de octubre de 2010

El día en que el ocio se volvió viral

Sin duda, no hay nada que se propague y se contagie más rápido que el ocio. Podemos llegar a un lugar donde varias personas estén trabajando y no por eso nos levantaremos como resortes a imitarlos y ponernos en acción, al menos que nos prometan una remuneración o amenacen con despedirnos (hay gente que ni así). Por el contrario, es increíble cómo el ocio se multiplica a la velocidad de la luz con sólo un ejemplar de la especie humana que lo ponga en práctica.

Lo anterior viene a cuento por los casos de fenómenos "virales" que podemos encontrar en Internet y que sobresale, en escasas ocasiones por su creatividad, pero mas frecuentemente como un resultado del ocio que nos divierte un rato y compartimos en una eterna cadena, hasta que por algún motivo explota en algún medio masivo de comunicación y curiosamente, eso es lo que mata el interés.

Se le llama "virales" precisamente por eso, porque se esparcen como un virus de mail en mail, de post en post en el caso de las redes sociales y ya casi en nula medida, de boca en boca. De esto, son videos los que encontramos principalmente (remember el "Ya wey" de un niño norteño llamado Edgar), de tal forma que ya hasta tenemos una nueva palabra salida del ciberespacio: el verbo viralizar.

Uno de los que recién he encontrado, y que en mi opinión no es más que un ejercicio ocioso, es el caso de "Sad Keanu" o "Triste Keanu", que como todo fenómeno de estas características, es complicado y casi imposible saber quién lo inició. No obstante, se conoce que todo surgió de una foto, esta foto que tienen aquí abajo, en donde se ve a Keanu Reeves, uno de los actores más inexpresivos que existen, comiendo de forma solitaria en una banca .


Sí, ya sé, hasta aquí se estarán preguntado como Lucero: ¿Y? Pues que algún ocioso (estoy viendo si dar un premio al que sume las palabras que tengan la raíz ocio en este blog) tuvo la idea de tomar la figura de este personaje, recortarlo con algún editor de fotografía y ponerlo en algún contexto diferente. Esto ha llevado a que miles de personas pongan en práctica este "entretenido" pasatiempo y coloquen al famoso Neo en alguna situación que haga juego con su aparente tristeza o bien, que lo haga más feliz en algún otro escenario festivo. El resultado es fotos y más fotos de Keanu Reeves, ya sea compartiendo en una fiesta infantil, en el bar del planeta Tatooine (creo que así se escribe) de la Guerra de las Galaxias, rodeado de gatos, y así hasta el infinito y más allá.

Algunas son ingeniosas (y dan muestra del buen manejo del Photoshop a la hora de recortar y montar a Keanu; ya saben, algunos diseñadores hacen las cosas a la perfección, por muy ociosos que sean) y toman imágenes históricas que son referencia mundial, como la reunión de Churchill, Stalin y Roosevetl en la Segunda Guerra Mundial, o bien, en la construcción del Empire State de Nueva York. Aquí abajo dejó una galería de dichos casos para que sea más gráfico el asunto.



Por lo pronto, ya que el ocio difícilmente se acaba, sugiero otros escenarios donde puede perfectamente insertarse a "Sad Keanu". Si alguien lo hace, no deje de informame, juro que por ningún motivo lo llamaré ocioso:

- En el momento del silbatazo final del partido México-Argentina del Mundial de Sudáfrica (del lado de la porra mexicana, claro está).
- Al lado de Elba Esther Gordillo, el día en que menciona que nos enfrentamos a un virus llamado AHLNL.
- Sentado en la primera fila de la iglesia donde se case Peña Nieto.
- En un sofá del departamento "ganga" de César Nava y Patylú. Para los que no estén al tanto, el lider panista se casó y compró su nido de amor en una zona exclusiva de la ciudad y cuando las suspicacias se levantaron por lo "carito" de sus gustos, alguien le hizo el paro diciendo que no había pagado los 21 millones de pesos que costaba, sino sólo siete mugres millones. Sólo faltó que dijera que lo sacó con INFONAVIT.
- En los conciertos de La Academia o los programas de Laura Bozzo, donde habría que agregarle lágrimas de desesperación.
- En medio de las obras viales del DF, esperando a que pase un taxi que nunca llegará.
- En la cabina de un convoy del Metro, junto al operador-inspector que traía su fiesta dentro.
- En en césped de una cancha de futbol, en lugar del lesionado al que Evo Morales le propinó un golpe en sus partes blandas.

No dudo que se me ocurran más de mil lugares ahorita, pero estaría pecando de ocioso.

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