miércoles, 29 de diciembre de 2010

Lo único rescatable de Los Viajes de Gulliver (La nueva versión claro está)



Primero, no soy el fan número un de Jack Black, pero tampoco soy su principal detractor. Es más, solía divertirme mucho con películas y sus posees irreverentes de tipo desaliñado, pero su última película es definitivamente insoportable.

Con cada minuto que avanza uno se llena de frustración y coraje por haber pagado la proyección de una cinta plagada de efectos especiales malos, cuando se supone vivimos en una época en que todo es posible en materia de animación y gráficos por computadora. Uno quiere evitarlo, pero las miniaturas se ven como juguetes y no como lo que deberían de ser: objetos y personas simplemente en otra proporción.

Sin embargo, creo que el principal yerro de esta película es que Jack Black lleva al extremo sus poses, porque al final, la película ya no gira en torno al personaje principal, sino del mismo actor, lo que nos hace añorar sus trabajos en "Escuela de Rock" o "Amor ciego".

En ese sentido, lo mas rescatable es la presencia de Emily Blunt, quien demuestra una vez más que puede adaptarse a cualquier circunstancia, así sea una payasada como "Los Viajes de Gulliver".

Si en "El Diablo viste a la moda" era una asistente anoréxica pedante, haciendo juego con el mundo frívolo y snob de la moda, aquí la vemos como una princesa que se burla incluso de ella misma y las poses que regularmente tienen los cuentos de hadas. Quizás lo que mas agrada de esta actriz, es que ya ha demostrado que su faceta mas profesional en otros trabajos, como al interpretar a la Reina Victoria de Inglaterra.

No pido que Jack Black se convierta en el próximo nominado al Oscar ( que como han ido las cosas tampoco seria de extrañar que un día lo nominen) pero sí que sea congruente con ese tipo de humor que a más de uno nos había gustado, dejando que sea el personaje el que nos haga reír y no él, pues ya demostró que en definitiva, no nos cae tan bien.

El cine ya no es tan barato como antes, así que no vale la pena gastar la plata en algo como esto, a menos que sea Emily Blunt a quien vayan a ver. Es lo único que lo justifica, pero aquí ya tienen una foto para que se ahorren ese dinero.

viernes, 8 de octubre de 2010

Cuando los "ni-nis" no nacen, se hacen

Leo en El País un artículo de Victoria Torres Benayas titulado "Quiero un título para aspirar", que gira alrededor de la grave problemática de desempleo por la que atraviesa España en este momento (sí, aunque no lo crean, España está peor que México en este momento) y la vuelta a las aulas de bachillerato y universidad de miles de jóvenes que truncaron sus estudios para sumarse al mercado laboral que hace unos años era boyante y pagaba bien en trabajos que no necesitaban una licenciatura o carrera técnica.

Estamos hablando de empleos de meseros, albañiles, encargados de tiendas y comercios en general que proporcionaban salarios de hasta mil euros mensuales (échenle números, el euro anda por ahí de los 17.50 pesos) por lo que resultaba lógico que cualquiera de 17 a 25 años prefiriera no "perder" años en la escuela y sumarse a un futuro que se perfilaba como boyante y prometedor, al menos en lo económico.

Hoy, son los empleos más básicos los que sufren el mayor porcentaje de paro, más de 50%, en comparación con el 19% por el que pasan los jóvenes universitarios recién licenciados.

Si bien en México los índices son menores, lo cierto es que vivimos también una crisis por jóvenes que no tienen alguna actividad y que los ha colocado dentro de una nueva definición: los ni-nis, surgida de aquella frase tan común a la hora de conocer a alguien que reza "y tú, ¿estudias o trabajas". Es decir, una gran porcentaje de los muchachos (casi 7 millones) hoy por hoy, ni estudia ni trabaja, de ahí la nombrada definición.

No obstante, tengo mi propia teoría que dista mucho de lo que han asegurado políticos e intelectuales sobre el motivo u origen de este fenómeno, quienes señalan que se debe a la falta de oportunidades para ingresar a instituciones educativas y por ende, a empleos formales de una remuneración satisfactoria.

Y es que, podrán llamarme partidario de los spots que hace algunos años circulaban en la televisión por parte del gobierno federal, pero la verdad es que "trabajo si hay, nomás hay que ponerse las pilas" (risas de la muchedumbre al recordar las imágenes y audio de lo que hablo). La cosa es que de primera mano, y hasta de segunda y tercera, he podido constatar el trabajo que cuesta darle trabajo a alguien, sobre todo si pertenece a la generación de recién egresados de licenciatura o bien, jóvenes sin estudios que nada más no dan una.

¿Cómo darle un empleo a alguien que no lo quiere? He visto como en distintas áreas los muchachos, de cualquier sexo, no duran ni una semana y ni siquiera es porque los corran, sino que se van por su propio pie y muchas veces con la mayor desfachatez de ni siquiera avisar que no volverán.

Sus "argumentos" coinciden en su mayoría: "Quiero titularme", "Voy a estudiar un diplomado o una especialidad o un idioma", "Tengo un pariente enfermo que necesita alguien que lo cuide", "Vivo muy lejos" o la que ya raya en el cinismo "No necesito trabajar ahora y mis papás me dicen que ya no vaya". Eso cuando lo dicen. En alguna ocasión me tocó saber que incluso la madre de uno de los recién ingresados a una compañía llamó al supervisor para avisar que su chiquito estaba enfermo y que ese día y quizás nunca más se presentaría.

Es tal la falta de compromiso que he podido observar en las nuevas generaciones que de 20 personas que se postulan, la mitad no llega a la cita, y sólo una, máximo dos, cubren más o menos el perfil, para que después termines arrepintiéndote porque de pronto desaparecen de la faz de la tierra y si tú no los buscas, jamás los volverás a ver.

En carne propia he vivido eso, el de tener que seleccionar gente y en el momento de tenerlos enfrente sabes que no encajan con lo que estás deseando encontrar. Y no es porque su juventud sea sinónimo de inexperiencia, sino que transpiran flojera y falta de ganas por quedarse en el puesto. Decía mi abuela (la que sí hablaba conmigo) que "buscan trabajo rogando a Dios no encontrar".

El peor de los casos es cuando deciden quedarse, (y tú decides jugártela sabiendo de antemano que eso no funcionará) y te demuestran sus nulos conocimientos de lo que se supone deberían saber o peor aún, su absoluta falta de voluntad para aprender lo que ya deberían saber (las honrosas excepciones ya saben que este blog ni les va ni les viene, pero obviamente no hablo de ustedes). En mi caso, cuya área necesita de gente que escriba, me he encontrado con chavos que no tienen una ortografía decente y una sintaxis de los mil diablos. En una de esas ocasiones, una chica se justificó diciendo que en la universidad la maestra de ese curso en la universidad había faltado casi todo el año y que por eso tenía esa laguna. Creo que no necesito explicar más.

¿Por qué estamos viviendo esto, cuando se supone que lo que la gente quiere es trabajo? Como alguna vez me diría uno de mis entrevistados, un lobo de mar en los negocios: "Somos víctimas de nuestro propio éxito".

Mi generación (por arriba de los 30) desciende de una que le tocó vivir peores situaciones económicas que las ahora existentes. Muchos de nuestros padres trabajaron y sufrieron con empleos mal remunerados y veían porque sus hijos tuvieran una carrera como una forma de moverse social y económicamente. En ese sentido, tuvimos lo mejor de dos mundos; el aprendizaje de que el dinero cuesta y que por ende un trabajo es sagrado, así sea el que nadie quiere hacer; y el poder hacer estudios si se quería para tener una profesión. Pero para los que hoy tienen 20 y tantos, sus padres vienen ya de una generación mucha más acomodada, que tienen la oportunidad de mandarlos a la escuela desde el principio, pero sobre todo, de que no trabajen en su temprana juventud, pues ciertamente, no lo necesitan.

Es decir, las cosas se las pusieron más fáciles en términos de no sufrir lo que ellos habían padecido (es natural, quién no quiere eso para un hijo), algo que podría lógicamente considerarse un éxito si no fuera porque le quitaron a una generación el valor que da el sacrificio y la responsabilidad.

Creo que los ni-nis no han salido por generación espontánea, sino que son el producto de un éxito social (en la proporción que se le quiera ver) y que forman parte de un círculo que seguramente se volverá vicioso. En unas décadas, habrá nuevos padres que habiendo sufrido escasez, enseñarán a sus hijos el valor y amor al trabajo, para después encontrarnos con nuevos ni-nis. Porque más que nacer, se han hecho.

Las cosas que ahora se hacen en un trabajo o la escuela que nunca me pasó por la cabeza hacer:

- Faltar al trabajo o a la escuela por una gripe. Mi mamá me daba dos Mejorales y me sacaba a patadas. Hoy también es pretexto para que la mamá no vaya a la oficina porque tiene que cuidarlo (así el nene tenga 32 años).
- Estar con sus cosas en la puerta cinco minutos antes de que se cuenten las ocho horas de un turno. Si el trabajo no se termina, es problema de alguien que seguramente gana más (aunque no tengas ni idea de la tabla de sueldos, siempre supondrás que eres el más explotado y el que menos gana).
- Pedir permiso para ir por un cheque de asistencia social que se da a niños de escasos recursos (el cheque es para ti y tienes 17 años, mientras no tengas 18, eres menor de edad).
- No reportarse al trabajo y cuando te llaman decir que te quedaste dormido, que al día siguiente vas.
- Decirle a tu jefe que si no rindes es porque no es buen jefe (cualquier cosa que eso signifique).
- Avisar el día de tu contratación que tienes un viaje de vacaciones planeado, que si quieren te quedas siempre y cuando a los dos meses puedas ausentarte dos semanas, pues tu familia siempre pasa el Año Nuevo en Nueva York.
- Pedir papelería e insumos para tu trabajo: lápices, libretas, lapiceros, kleenex, toallitas húmedas. ¿Que tu trabajo es regar las plantas del edificio? No importa, cualquier empleado debe tener eso para estar contento. Y si aquí no las ocupo, en mi casa han de servir para algo.
- Exigir una conexión a Internet rápida, no importa si trabajas con puros archivos internos o eres la recepcionista del lugar, la actualización de Facebook y Twitter no puede dejar de hacerse.
- Pedir una extensión telefónica propia y cuando contestas decir el nombre de tu propia compañía (que seguramente llevará tu nombre o apellido seguido de un ...y asociados), que brinda todos los servicios que la misma en donde trabajas.

Si te identificas con alguno de estos, felicidades, alguien te está soportando y haciendo un esfuerzo por no correrte (sin contar que alguien debe estar haciendo tu chamba). Si te identificas porque conoces a alguien así, cuyo apelativo no diremos pero está en la oficina de junto o el escritorio de enfrente, no te preocupes, algún día tendrá más de 40 años y no podrá irse, pues él solito se hizo un ni-ni.

jueves, 7 de octubre de 2010

El día en que el ocio se volvió viral

Sin duda, no hay nada que se propague y se contagie más rápido que el ocio. Podemos llegar a un lugar donde varias personas estén trabajando y no por eso nos levantaremos como resortes a imitarlos y ponernos en acción, al menos que nos prometan una remuneración o amenacen con despedirnos (hay gente que ni así). Por el contrario, es increíble cómo el ocio se multiplica a la velocidad de la luz con sólo un ejemplar de la especie humana que lo ponga en práctica.

Lo anterior viene a cuento por los casos de fenómenos "virales" que podemos encontrar en Internet y que sobresale, en escasas ocasiones por su creatividad, pero mas frecuentemente como un resultado del ocio que nos divierte un rato y compartimos en una eterna cadena, hasta que por algún motivo explota en algún medio masivo de comunicación y curiosamente, eso es lo que mata el interés.

Se le llama "virales" precisamente por eso, porque se esparcen como un virus de mail en mail, de post en post en el caso de las redes sociales y ya casi en nula medida, de boca en boca. De esto, son videos los que encontramos principalmente (remember el "Ya wey" de un niño norteño llamado Edgar), de tal forma que ya hasta tenemos una nueva palabra salida del ciberespacio: el verbo viralizar.

Uno de los que recién he encontrado, y que en mi opinión no es más que un ejercicio ocioso, es el caso de "Sad Keanu" o "Triste Keanu", que como todo fenómeno de estas características, es complicado y casi imposible saber quién lo inició. No obstante, se conoce que todo surgió de una foto, esta foto que tienen aquí abajo, en donde se ve a Keanu Reeves, uno de los actores más inexpresivos que existen, comiendo de forma solitaria en una banca .


Sí, ya sé, hasta aquí se estarán preguntado como Lucero: ¿Y? Pues que algún ocioso (estoy viendo si dar un premio al que sume las palabras que tengan la raíz ocio en este blog) tuvo la idea de tomar la figura de este personaje, recortarlo con algún editor de fotografía y ponerlo en algún contexto diferente. Esto ha llevado a que miles de personas pongan en práctica este "entretenido" pasatiempo y coloquen al famoso Neo en alguna situación que haga juego con su aparente tristeza o bien, que lo haga más feliz en algún otro escenario festivo. El resultado es fotos y más fotos de Keanu Reeves, ya sea compartiendo en una fiesta infantil, en el bar del planeta Tatooine (creo que así se escribe) de la Guerra de las Galaxias, rodeado de gatos, y así hasta el infinito y más allá.

Algunas son ingeniosas (y dan muestra del buen manejo del Photoshop a la hora de recortar y montar a Keanu; ya saben, algunos diseñadores hacen las cosas a la perfección, por muy ociosos que sean) y toman imágenes históricas que son referencia mundial, como la reunión de Churchill, Stalin y Roosevetl en la Segunda Guerra Mundial, o bien, en la construcción del Empire State de Nueva York. Aquí abajo dejó una galería de dichos casos para que sea más gráfico el asunto.



Por lo pronto, ya que el ocio difícilmente se acaba, sugiero otros escenarios donde puede perfectamente insertarse a "Sad Keanu". Si alguien lo hace, no deje de informame, juro que por ningún motivo lo llamaré ocioso:

- En el momento del silbatazo final del partido México-Argentina del Mundial de Sudáfrica (del lado de la porra mexicana, claro está).
- Al lado de Elba Esther Gordillo, el día en que menciona que nos enfrentamos a un virus llamado AHLNL.
- Sentado en la primera fila de la iglesia donde se case Peña Nieto.
- En un sofá del departamento "ganga" de César Nava y Patylú. Para los que no estén al tanto, el lider panista se casó y compró su nido de amor en una zona exclusiva de la ciudad y cuando las suspicacias se levantaron por lo "carito" de sus gustos, alguien le hizo el paro diciendo que no había pagado los 21 millones de pesos que costaba, sino sólo siete mugres millones. Sólo faltó que dijera que lo sacó con INFONAVIT.
- En los conciertos de La Academia o los programas de Laura Bozzo, donde habría que agregarle lágrimas de desesperación.
- En medio de las obras viales del DF, esperando a que pase un taxi que nunca llegará.
- En la cabina de un convoy del Metro, junto al operador-inspector que traía su fiesta dentro.
- En en césped de una cancha de futbol, en lugar del lesionado al que Evo Morales le propinó un golpe en sus partes blandas.

No dudo que se me ocurran más de mil lugares ahorita, pero estaría pecando de ocioso.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Un payaso político es mejor que un político payaso


Lo que son las cosas. Brasil parece no cansarse de llevarnos la delantera en muchas cosas y recién pasadas sus elecciones lo acaba de hacer de nuevo. Les cuento. Resulta que el candidato a diputado más votado en el pasado sufragio fue nada más y nada menos que un señor llamado Francisco Oliveira, mejor conocido como el payaso "Tiririca". El personaje obtuvo la friolera de un millón 300 mil votos mientras su competidor más cercano se quedó en los 200 mil. Nadie puede negar que si algo han tenido los brasileños es sentido del humor, aunque esta vez se lo tomaron demasiado en serio y decidieron llevar a un comediante al Congreso.

Después de todo, quién se podía resistir a su promesas de campaña que sintetizaban lo que todo político debería hacer: ser honesto, aunque sean cínicos.

No me lo tomen a mal, pero yo quedé cautivado con "Tiririca" cuyos lemas de campaña más famosos eran: "¿Usted sabe lo que hace un diputado? Yo tampoco, vote por mí y se lo cuento". Chulada de discurso que se complementa con esta otra perla: "Vote por Tiririca, peor de lo que está no va a estar". No me digan que si hoy votáramos presidente en México no correríamos a llenar las urnas a elegir a Tiririca nada más por el simple gusto de ver a López Obrador y Enrique Peña Nieto revolcarse en el momento en que le pusieran la banda tricolor.

Sin embargo, nada tan dulce puede durar demasiado y ya salieron los resentidazos que buscan quitarle las horas de esparcimiento a los brasileños (Noroñas se va a quedar corto, ya verán) pues un juez acaba de impugnar la elección de Tiririca por la pequeña ridiculez de que posiblemente no sepa leer ni escribir. ¿Qué?!!!! Sí, ya se lo que están pensando, que ningún diputado hasta ahora conocido ha demostrado ser capaz de eso, pero pues ahora el buen payaso tendrá que someterse a un test para comprobar que no falseó su registro. Esta historia seguramente terminará con los tintes más cómicos mágicos musicales que uno pueda pensar y que no pienso ni aventurarme a pronosticar para divertirme de la misma forma que lo he hecho en esta última semana. ¿Qué el sucesor del presidente Lula se elegirá en segunda vuelta?. ¡A quién le importa! La democracia está en peligro si a Tiririca no lo dejan ocupar su curul y repartir pastelazos a diestra y siniestra por toda la cámara. Me dan ñañaras de sólo imaginar lo que viene.

Nada más para documentar. Aquí en la Ciudad de México (les digo mi ubicación, total, el otro día Google Maps me ubico con GPS y sólo tuvo un error de más menos cuatro metros, así que esconderme no creo que sea posible) pudimos haber tenido al primer payaso político. Que se lea bien, porque políticos payasos siempre hemos tenido.

Para los imberbes chamacos que en 1997 no podía ni votar, les platico que en esa ocasión por primera vez elegimos jefe de gobierno en el Distrito Federal y de chiste en chiste, el ahora insufrible Brozo se lanzó por la libre por ese hueso sin saber lo que acabaría provocando. Eran tiempos en que Brozo, el Payaso Tenebroso, era contestatario y por ende, resultaba creíble si criticaba con acidez a los mamadores del erario. Hoy ya es una estrella más del Canal de las Estrellas. Total, que en un programa nocturno que tenía en Canal 13, un día se le ocurrió decir que se lanzaba por la jefatura de gobierno, respaldado por el Partido Revolucionario Alburero Único (PRAU) que en cada manifestación repartía narices rojas.

Su discurso era muy similar al de Tiririca, pues él lo único que prometía era que si llegaba al poder, sin duda nos iba a robar. De pronto, sin quererlo de verdad, Brozo se convirtió en una opción y en las elecciones simuladas de las universidades, desde las más fi-fi, hasta las públicas como la UAM y la UNAM, el payaso se llenaba de gloria y sin robo de urnas resultaba ganador.

La cosa llegó a tal grado que él mismo tuvo que decir en uno de sus mítines, que para ese entonces ya no eran tan en broma, que declinaba a la candidatura, pues él no tenía registro. Lo que hizo realmente fue evitar que la gente llegara a llenar boletas con su nombre en la elección real. La divertida que nos hubiéramos dado, pero eran momentos de "ser responsables" y así lo quiso hacer él. Yo sigo sospechando que alguien de más arriba le jaló los pelos verdes.

En fin, lo único que me queda es preguntar: ¿por qué un payaso puede convertirse en diputado y ser tomado en cuenta por la gente para esa posición?

- Porque es más honesto que los políticos. Será en broma, será en serio, pero nadie ha dicho que se postula nada más porque quiere y ya.
- Porque el negocio de la risa parece sencillo, pero hacer comedia tiene su chiste y ya con eso demuestra más inteligencia que los parcos y grises diputados de siempre.
- Porque el show debe continuar, y si ha de continuar, por lo menos que nos de risa.
- Porque a los contribuyentes por lo menos nos parecerá que pagamos por ver y no que somos estafados con leyes aprobadas sin leer para que después chillen y se arrepientan.
- Porque ser diputado es ser un payaso, entonces qué mejor que llevar a un verdadero profesional.
- Porque un payaso, por muy ladrón que sea, siempre le es fiel a su rutina y difícilmente deja de lado su tradicional atuendo o su carcacha con bocina. Sería como ver a un luchador sin màscara. ¡Por fin uno que no llegará a solicitar su Cadillac Escalade ni sus trajes Hugo Boss!
- Porque sin duda, siempre será mejor un payaso político que un político payaso.

Hoy me inspiró Tiririca, ya veremos quién será mañana... ¡No, ya sé, mañana les cuento del caso de Sad Keanu, les va a encantar!

domingo, 19 de septiembre de 2010

La maldita batalla contra el cursor sobre blanco

Hoy, después de tanto tiempo, insistencias y luchas internas decidí poner las manos sobre el teclado para algo que no sea trabajo. Y aquí estoy, enfrentándome de nuevo con el condenado cursor de la pantalla que segundo a segundo se burla de mí cada vez que no lo hago avanzar con cada letra que imprimo. Quizá parezca irónico, pero para alguien que estudió para vivir de escribir, el peso de hacerlo sin ninguna obligación, fecha de entrega o castigo de por medio resulta francamente pesado. Créanme o no (le hablo a mi gata Sabina y su eterna zalea que arrastra por toda la casa, pues de entrada debo no ser optimista de que alguien más lea esto) pero 10 años de vivir de los textos, la investigación y la pelea diaria entre la sintaxis y la ortografía no me hace más fácil este proceso, aún cuando ahora lo hago en pequeño y cada vez más sintético. ¿Por qué? Pues sucede que me he pasado horas, días, meses, pensando sobre qué diablos escribir. Y es que la maldita costumbre de tener un público, una agenda y una fuente me dejó en el ADN el colocar temas de interés que realmente generaran por lo menos el desprecio o el enojo de la gente que te lee, ya lo demás es una bonita ganancia.

En fin, para no hacer el cuento largo (que bien podría, a Sabina le encanta dormir sobre el teclado y no le importaría que me extendiera por más de 40 mil caracteres), me encontraba con la disyuntiva de escribir sobre algo que nos fuera cercano a todos y a su vez, divertido y liberador para mí, como espera que lo sea mi terapeuta. Por eso me debatía entre si sumarme a la burla y discusión de a quién se parece el condenado Coloso Bicentenario o ponerme a recordar mis vivencias del sismo de 1985, justo ahora que un edificio situado a menos de 50 metros de mi casa acaba de colapsar, así nomás, por obra y secuela de ese mismo terremoto.

Para desgracia de la zalea, que ya esperaba tendida en el suelo mis historias y traumas de derrumbes y refugios de damnificados, me encontré con una entrevista publicada hoy en el periódico Milenio que se titula " Asegura Paty que en sus fotos está al natural", mismo que pueden consultar en esta liga http://impreso.milenio.com/node/8834372 y que en síntesis y contexto trae declaraciones de la actriz Paty Navidad y su reciente aparición en la revista H. Para quien no la conozca (hablo de la publicación, lo otro se me haría inconcebible), se trata de una minita de oro de un grupo editorial que vio un hueco dejado por la archifamosa Playboy para las nuevas generaciones, con la diferencia que aquí si nos quitaron el oportuno pretexto de comprarla para "leer los magníficos artículos" de reconocidos autores. No, en la H se va directo a lo que se va, y más si es en su versión Extremo, donde los milímetros de tela que la hacen permisibles para menores de edad se diluyen hasta desaparecer.

Sin duda el éxito de esta revista no radica necesariamente (aquí oigo el sí, como no) en ver cuerpos esculturales con tonalidades de piel tan perfectas que alguien debería pensar en un monumento al Photoshop; no, su mérito, digo yo, es haber puesto a los ojos de todos a quienes jamás pensamos ver en esa situación, lo cual vuelve más morboso el asunto. Seguramente habrá un estudio detallado sobre en qué momento vino el boom de hacer obligatorio una ojeada a la H, pero en lo personal, yo digo que se pusieron en el mapa cuando hicieron sexies a lo más bizarro y odiado de nuestro país. Esto es, "poner guapas" a ciertas diputadas locales, sacando así, literalmente, lo mejor de ellas mismas.

En fin, eso sólo es una acotación, y en sí el texto mismo de la entrevista que les comentaba tampoco es lo que me llamó más la atención y me dio el impulso para ya llevar más de dos líneas. Después de todo, quién le discute a Paty Navidad si como luce en las fotos es su belleza natural y real, como ella asegura o si, como humildemente ya lo demostró Britney Spears, se debe al retoque computarizado que quita estrías, barritos, arrugas y lonjas. No, lo que yo quería comentar es la frase que me hizo reír pero a la vez simpatizar con su autor, en la zona de comentarios que tan en boga están en todos los medios on-line.

Un usuario, desconocido y anónimo como todos (gran problema que algún vez abordaré) y simplemente se hace llamar Cristobalito, escribe: "Nunca he tenido una navidad tan buena... y creo que nunca la tendré".

Desde aquí le mando mis más sinceras palmas a este individuo que se tomó el tiempo de poner un comentario que pasó por el proceso de por los menos tres neuronas, para no caer en las clásicas guarreces que de inmediato inspira alguien como esta mujer. Con esto recobro la confianza en el mundo, de que se pueden decir cosas sin ser tan soez. Me hago fan de Crsitobalito que se atrevió a jugar con las palabras para describir... lo que ya sabemos que realmente está pensando.

Bueno, igual para mi, no fue tan doloroso parir esta primera entrada, que esperemos que se vayan multiplicando conforme me animé a jugar yo también con las letras. Hoy Cristobalito me inspiró. Ya veremos quién será mañana.